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12 may 2010

Entrevista a Soledad

Soledad: "Soy arriesgada, pero si no me va bien después hay que remarla más"

Soledad Pastorutti, que este año cumple una década y media de carrera, ofrece en Rosario un recorrido por todos sus éxitos.

La Sole revolea un poncho, pero no es aquella adolescente principiante que lo hace desde el escenario de Cosquín, es la mujer que está a punto de ser mamá y se divierte como nunca en "Lo que me mata", el video del grupo rockero La Franela. Esta Soledad Pastorutti, que se presenta esta noche a las 22.30 en City Center (bulevar Oroño y avenida de Circunvalación), piensa que "la música es una sola" y que "hay que tener la mente abierta". De todos modos, sabe que en este país los artistas también tienen que adecuarse a los vaivenes económicos: "Yo puedo arriesgar artísticamente, pero si eso implica que tomen riesgos los que trabajan conmigo y hay que trabajar menos, es otra cosa. No somos tan libres".

—En el video de La Franela se te ve muy divertida cuando se corea "lo que me mata es la soledad". ¿Por qué te interesó participar de ese clip?
—En realidad todo empezó con un mail, me contaron la idea y vi que me divertía. Porque el hecho de haber empezado con el folclore no significa que solamente pueda hacer eso. Me pareció divertida la idea de que cambiemos los roles con Piti (Fernández, líder del grupo, ex Los Piojos), la gente fantasea con eso. Cuando me lo contaban, me imaginaba y me reía sola.

—¿No es un guiño a tu público aparecer revoleando el poncho, que fue casi una marca en tu carrera?
—No hay que estandarizar los géneros. No va eso de que para hacer rock hay que vestir, hablar y vivir de determinada manera, e igual con el folclore. La música es una sola, habrá rockeros más cerca del folclore, como Los Divididos, y folcloristas, como yo, que estamos más cerca del rock, por una cuestión de actitud también. Creo que hay que tener la mente abierta y poder jugar a un montón de cosas. Respeto a todos los géneros y artistas y creo que el público tiene siempre la última palabra. Y este guiño, que la gente vea a una Soledad revoleando el poncho y que a su vez otra gente vea a otra, me parece muy especial, fue un desafío además.

—Sin embargo, tu último disco se llama "Folklore". O sea, es una manera de marcar tu territorio.
—Mirá, lo último que le pongo a un disco es el nombre. Le puse así porque me di cuenta, luego de tener el repertorio, que era un disco muy folclórico, me pareció un nombre muy directo, conciso, muy descriptivo además. Pero lejos de cerrar una puerta, la abre.

—¿Cómo explicás eso?
—A lo largo de mi carrera pasé por varias etapas artísticas, y se notó, hay discos que son más homogéneos y en otros el hilo conductor es sólo mi voz. Lo que vi que a la gente le gusta y listo y no hay que explicar demasiado, pero a la prensa es mejor decirle que el disco es esto, directo, y nada más. Me pasó varias veces que no se me ha perdonado salirme de la línea, y por querer forzar el folclore y meter canciones que a mí me gustaban me quedé en el medio del camino, y eso no me benefició, lamentablemente es blanco o negro.

—De todos modos, el riesgo es inherente a un artista. ¿No conviene para crecer arriesgar un poco más y ganar un poco menos?
—Sí, en realidad, sí. Lo que pasa es que cuando vas a la realidad, si arriesgas tanto quizá signifique trabajar mucho menos o que trabaje mucho menos la gente que está con vos, y ahí sí que es un riesgo, otro tipo de riesgo. Es como una empresa, lamentablemente. Yo puedo ser una persona que arriesgo en mi carrera, porque es mi propio riesgo, pero si con esas decisiones arrastro a que corran riesgos otras personas, ahí cambia, porque hay que salir a remar los problemas que eso genera. No es tan fácil, no somos tan libres. Cambió mucho todo, la respuesta tiene que ver con el éxito, y hay gente que ve mal los éxitos populares, pero eso sostiene económicamente tu proyecto, te da la espalda para arriesgarse. Yo soy una artista arriesgada, pero si no me va bien después hay que esforzarte el doble. Ni hablar después de la crítica y el escarnio público, también hay que estar preparada para eso.

Fuente: La Capital

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