Culminó la 44º Fiesta Nacional del Ajo: Espectacular cierre con "La Sole"
Auténtica y espontánea en sus reacciones, como siempre, Soledad cerró, el domingo, otra edición del tradicional encuentro. Fiel a su estilo, dejó el sombrero y muy pronto el público se asoció a su conocida propuesta.
Lo dinámico del ritmo enseguida se magnificó a pura chacarera y La Vieja fue elegida para el primer brote de contagio.
Fiel a su estilo y hábitos en los últimos tiempos, Sole dejó el sombrero y muy pronto el público --cuya estimación oscila en 8.000 personas--, se asoció a su conocida propuesta.
Lo demás quizá pueda analizarse apelando al ABC de sus espectáculos (reiterados en convocatorias de distintos puntos de nuestra geografía, incluido Cosquín). Tremenda fuerza y justeza del canto, con el ornamento de siempre: movimientos, gesticulaciones y exteriorización corporal acompañando su eterno modelo, aún con las limitaciones que pueda sugerir el médico debido a sus seis meses de embarazo.
De esto, Sole tomó debida nota.
Y por supuesto, ya con el público "metido" en cuerpo y alma en la tónica de la artista, el show pasó a la adjetivación de "tentador" para vivirlo a pleno. Y así fue.
Recreando títulos conocidos en agradable sucesión, evocó a su Santa Fe (con Coplas de la orilla y Punta Cayastá), los recordados Trasnochados espineles o Kilómetro 11 y valsecitos populares (por caso Que nadie sepa mi sufrir u otros, apelando a la versatilidad musical de su primera guitarra "Laucha" Calcaterra).
Arequito fue tema de su doméstico relato (nunca se aparta de esa mención, a propósito del apego y cariño hacia su pueblo). Entonces, comparó vivencias y costumbres de su niñez, muy parecidas a las que todavía caracterizan a la idiosincrasia de nuestros pueblos del ámbito rural o núcleos urbanos de no mucha población.
A propósito, cantó En tiempos de mi niñez y un chamamé que ella misma escribió muy atado a esa filosofía.
Luego de recibir presentes y el reconocimiento del intendente municipal, Raúl Mujica, y el presidente de las comisión organizadora de la fiesta, Eduardo Pérez, obviamente respondió al bis pedido por la nutrida concurrencia.
No mezquinó nada. Aprovechó la pasarela donde se proyecta el escenario para "pegarse" más a la gente y allí desató carnavalitos como El quebradeño u obras de concepción más romántica como Tren del cielo , el conocido tema de Elizavetsky y Lerner.
Ya cubierta con el poncho de los Bomberos Voluntarios medanenses, promocionando el sorteo de la institución, Soledad cantó A Don Ata ... el "caballito de batalla" desde su nacimiento artístico en Cosquín. Sólo que en esta oportunidad --y en virtud de su embarazo-- fue ayudada para el clásico revoleo de ponchos, por un niño y una joven del público.
Calidad humana
El tratamiento que Soledad Pastorutti brindó a colaboradores, asistentes, periodismo y público presente en el final de su visita --ya concluida su entrega profesional-- no fue ajeno a su habitual y correcto procedimiento humano.
Genuina en sus reacciones, atenta y predispuesta al diálogo pleno de sencillez (incluso apelando al léxico puro y propio del lugar donde sea empleado), Soledad Pastorutti --escoltada por su marido y auxiliares-- se retiró con su franca sonrisa, sabedora de que también la respuesta contiene el gran porcentaje de mimos y afectos que la gente acapara para despedirla.
Banda
Estos son los músicos que acompañan a Soledad en sus presentaciones: "Laucha" Calcaterra (primera guitarra), Beto Arauco (segunda guitarra), Eduardo Spinassi (teclados), Javier López (guitarra y charango), Silvio López (bombo y percusión), Juan Castelli (acordeón), Pedro Pacheco (batería) y Pablo Santos (bajo). [...]
Fuente: La Nueva Provincia
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