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5 sept 2007

Cómo encontrar la propia voz

MUSICA : ENTREVISTA A NATALIA PASTORUTTI

La hermana de La Sole se recibió de abogada y lanza su primer disco, "Me dejo andar". Eso sí, sin nada de folclore.

Desde que Soledad Pastorutti irrumpió con su poncho al viento, su hermana Natalia no paró de tener ofertas artístico-comerciales, pero siempre las rechazó: eligió mantenerse como ladera de su hermana, ser testigo de sus logros, acompañarla co mo "invitada especial" en todos sus shows. Ahora, doce años más tarde, se quita el traje de Robin y saca su propio disco, "Me dejo andar". La primera pregunta es obvia: ¿por qué no antes?

"Cuando empezó todo esto, había una lluvia de propuestas para Sole y para mí también. Pero éramos muy chicas: ella tenía 15 y yo, 13. En esa época yo era muy nena, mi objetivo era terminar el colegio y no pensaba en hacer una carrera artística. No me sentía preparada y por eso les di más importancia a los estudios. Ahora acepté porque ya me recibí. Además, para este año Sole planeó hacer menos shows. Pensé: ¿qué hago ahora? Y bueno, vamos a grabar un disco."

Rebobinemos: en la infancia, a Soledad y Natalia las vestían igual y las mandaban a hacer todo a la par. Clases de tenis, de órgano, de guitarra. "Pero como ella es más caradura, se animó a cantar antes que yo. Durante una competencia en Las Cumbres (Córdoba), hacía falta un dúo y ahí empecé a cantar con ella." Eso fue en el 92, tres años antes de que estallara el fenómeno Soledad. "Eramos una familia común, de clase media, y todo nos sobrepasó. Cada uno cumplió el rol en el que se sintió más cómodo. Yo quise acompañarla trabajando desde atrás."

En ese punto, los caminos se bifurcaron un poco. Aunque nunca dejó de ser invitada en los shows de su hermana, Natalia sí terminó la secundaria y después estudió Derecho en la Universidad de El Salvador, donde se recibió de abogada. Dice que siempre quiso ser escribana y que le falta poco (un doctorado) para conseguirlo, aunque si le va bien en la música, los sellos y los papeles tendrán que esperar.

PARA EL GRAN PUBLICO. NATALIA FUE LA GANADORA DE "EL CIRCO DE LAS ESTRELLAS", EN LO DE SUSANA GIMENEZ. FUE SU PRIMERA PARTICIPACION MEDIATICA SIN SU HERMANA SOLEDAD.


Nati, como figura en el disco, es la versión más pequeña y delicada de su hermana. Su voz también recuerda a Soledad, pero "Me dejo andar" esquiva lo telúrico y rumbea hacia el pop. Hasta el librito interno busca la diferencia, con imágenes urbanas (fotos de edificios y de antenas de televisión) bien lejanas al paisaje rural de Arequito. Todo es adrede: "La idea era que el disco no fuera folclórico para evitar las comparaciones. Pero igual van a compararnos, es lógico. Entre hermanos eso siempre pasa, y más cuando se dedican a lo mismo", se resigna.

Qué lástima: queríamos escribir un artículo freudiano-dramático, pero aquí no parece haber competencia, celos ni traumas aparentes. Incluso, la hermana mayor figura al tope de la lista de agradecimientos: Sole, sin vos jamás lo hubiera logrado, gracias por aconsejarme, incentivarme, acompañarme, por tu voz en 'Si mi pecho hablara' y además por dejarme compartir tus luces en cada show. ¿Cómo es que esta santa niña nunca se fastidió por cumplir el eterno papel secundario?

"Es raro explicarlo. Siempre me sentí muy cómoda haciendo lo que hacía: preparaba los shows, ayudaba a Sole con la lista de temas... Lo disfrutaba a mi forma. Soy más tímida que ella, y por mi personalidad no me animaba a cargarme un show sola. La gente me pregunta si no me molesta ser la hermana de, y yo siempre contesto lo mismo: que es un orgullo enorme estar trabajando con ella y acompañándola todos estos años."

Pero entre los hermanos es común que haya celos, peleas...

A nosotras nos criaron de una forma muy parecida. Al tener poca diferencia de edad, íbamos al mismo colegio y todo lo hacíamos juntas, y eso hizo que no nos tuviéramos celos. Yo disfruté de la felicidad de mi hermana.

Tienen una relación simbiótica.
Sí, desde chicas fue así. Dormíamos juntas, y cuando mi familia pudo hacerse una casa nueva, más grande, elegimos dormir juntas otra vez. En el departamento de Buenos Aires había tres habitaciones, pero también dormíamos juntas, porque nos acompañábamos.

¿Nunca compitieron? ¿No hay manera de encontrar algo de morbo en esta historia?
No, siempre nos llevamos bien. Nos complementamos, porque nos miramos y sabemos lo que quiere cada una. Por suerte nos tocó trabajar juntas, y lo aprovechamos.

Hablamos de las comparaciones del exterior, pero ¿cuál es tu sensación interna?Sole fue un boom: tenía 15 años y vendió un millón de discos, cuando en ese momento ninguna radio ni canal de televisión quería pasar folclore. La gente vio cómo fue creciendo y la aceptó, por su carisma. Lo mío es diferente. Ojalá me vaya bien, pero no puedo compararme con Sole.

Fuente: Clarín

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