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30 abr 2007

Novios con elegancia y sobriedad

Sole y Jere parecían dos tortolitos. Ella, de blanco impecable, con faja dorada, en un diseño de Laurencio Adot, y zapatos de Ricky Sarkany. El, con un sobrio traje negro siete octavos, a rayas oscuras, camisa blanca y corbata negra. Ella, suelta. El, atado. "Disculpen que ella hable mucho, ustedes ya la conocen a la Sole", decía Jeremías, como si fuese un marido que habla de su mujer a los veinte años de casados.

El vestido que eligió Soledad tenía un diseño nada recargado. Lo mismo ocurrió con los accesorios que se redujeron a un sencillo y elegante par de aros, con la intención, quizás, de hacer destacar la frescura de la novia y, sobre todo, la alianza de la flamante señora Audoglio. Aunque no pasó inadvertido el original bouquet de flores que Sole llevaba unido con cintas a su mano derecha.

La fiesta era una mixtura entre lo tradicional y lo glamoroso. El salón estaba decorado con arreglos y antigüedades campestres especialmente elegidos por Soledad y restaurados especialmente para la ocasión. Las mesas estuvieron bien regadas por vinos y champán de Finca El Portillo y el catering, de Marta Cura, reunió un estilo que combinó muy bien las típicas comidas argentinas con el toque de gracia de las mesas ABC1.

Fuente: La Capital

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